domingo, 27 de octubre de 2013

Dificultades de alimentacion graves


DIFICULTADES MÁS GRAVES

Entre las situaciones de mayor dificultad en la conducta alimentaria destacamos:
1. la obesidad
2. la anorexia
3. la bulimia


                                  OBESIDAD:

La obesidad tiene mayor incidencia en la sociedad occidental. La razón estriba en la mayor disponibilidad de comida que la necesaria para vivir, tanto en cantidad como en variedad, el mayor contenido nutritivo del que se puede asimilar y el modo de vida urbano con sedentarismo y menor gasto calórico.

Se considera niño/a obeso/a aquél/aquélla cuyo peso es 10% superior al que constituye la media por edad, estatura y sexo. Los/as niños/as imitan modelos del adulto y siguen las pautas de los medios de comunicación.
Las causas de la obesidad pueden ser:
Fisiológicas o genéticas: cuando los padres son obesos o uno de ellos lo es, la probabilidad de que el/la hijo/a sea obeso/a aumenta.
Errores en la educación familiar: por una parte, muchos niños/as son sobrealimentados sistemáticamente en la infancia por la creencia de que un niño/a grueso/a es más sano/a y fuerte; por otra, los padres que no hacen ejercicio contribuyen a que el/la niño/a, al compartir la inactividad, no consuma o gaste energías.
Características individuales o rasgos diferenciales: hay niños/as que comen “con los ojos” y que poseen una gran sensibilidad hacia los estímulos alimenticios; otros manifiestan una fuerte tendencia hacia comidas dulces, bocadillos, etc.


PAUTAS DE ACTUACIÓN

1. Descartar causas fisiológicas. Para ello debe intervenir el médico pediatra realizando una revisión o estudio de éstas.
2. Si la obesidad es por causa psicológica o afectiva, tomar conciencia de éstas y tratarlas con un profesional.
3. Evaluar las conductas y hábitos alimenticios de los/as hijos/as para conocer cuáles son adecuadas y cuáles inadecuadas.
4. Ante conductas inadecuadas, puede demandarse asesoramiento de un profesional con el objeto de establecer pautas y hábitos básicos de comida, como los que exponemos a continuación:
Limitar, en lo posible, la toma de chucherías y dulces en fiestas, celebraciones, cumpleaños, reuniones... y sustituirlas por otros alimentos.
Realizar ejercicio físico (deportes, juegos) para consumir calorías.
Sustituir la bollería industrial por alimentos naturales.
Dificultar el acceso a alimentos placenteros y calóricos para el/la niño/a.
Evitar el exceso de comidas sobresaturadas y rápidas (hamburguesas, pizzas...).
En cualquier caso, la delgadez o la gordura es, en parte, un concepto muy influenciado por el momento cultural, por el tipo de sociedad en que se vive y por las circunstancias personales.
Consideramos importante educar a los/as niños/as en:
La creación de hábitos de salud personal.
La no consideración de la estética como un valor prioritario.
El respeto y aceptación de la propia constitución personal y de la imagen individual de cada uno/a.
El respeto y aceptación de las personas física y psíquicamente diferentes.

ANOREXIA:

Es un trastorno grave de la conducta alimentaria que se caracteriza por la pérdida desproporcionada de peso, miedo intenso a engordar, alteración de la imagen corporal y negativa a comer.

La gran mayoría de los casos comienza entre los 14 y los 19 años, pero puede presentarse también en niños y niñas de menor edad. La frecuencia es mayor en las niñas que en los niños.
Los/las preadolescentes y adolescentes suelen manifestar una reducción significativa de peso, retraso en la menárquia o ausencia de menstruaciones en el caso de las chicas y disminución de las hormonas sexuales.
Se consideran factores de riesgo o factores que influyen en el desarrollo de la enfermedad los siguientes:
1. Dificultades emocionales:
Rechazo real o imaginario de los padres, del profesorado y de otras personas de su entorno.
Clima familiar desfavorable.
Tristeza, depresión...
2. Rigidez y normas estrictas en el acto de la comida.
La conducta inflexible que obliga a comer puede ser el origen de la anorexia ya que viven repetidamente situaciones desagradables.
3. Reclamo de la atención y afecto de los padres, mostrando hostilidad hacia ellos: de este modo logran preocuparles y angustiarles, descargando con éxito su agresividad.
4. Sentimiento de auto castigo por baja autoestima e infravaloración.
5. Personalidad perfeccionista, muy sensible, con inseguridad, ausencia de apetito o con alguna experiencia desgraciada.
6. Miedo a convertirse en mujer y aceptar su sexualidad.
7. Deseo de perder peso y lograr una figura estilizada acorde con la moda.

ORIENTACIONES

En primer lugar, hay que realizar una valoración del estado físico y mental del niño o niña y de las relaciones intrafamiliares.
El tratamiento ha de llevarse a cabo por personal especializado (Centros de Salud Mental, Gabinetes privados).
Como pautas preventivas encaminadas a evitar dificultades mayores destacamos las siguientes:
a) Mantener la rutina de las comidas familiares de forma organizada (si no es posible la comida, la cena), ya que uno de los síntomas primeros en la anorexia es el no querer participar en la comida y “evitar que los demás vean lo que comes”.
b) Continuar con las revisiones médicas periódicas hasta la adolescencia para prevenir pérdidas de peso importantes o desproporción con la altura.
c) Procurar una educación familiar y escolar basada en la prevalencia de los valores humanos sobre los estéticos de “culto” al cuerpo, intentando contrarrestar los mensajes sociales (televisión, muñecas Barbie, modas, anuncios, etc).
d) Seguir la evolución del/la hijo/a preadolescente ante cambios en su forma de ser y comportarse, ya que otros síntomas de la anorexia pueden ser la hiperactividad, las actitudes perfeccionistas, la autoexigencia personal y un excesivo orden en su vida.
e) Asesorarse como padres y atender, para corregir desde edades tempranas, aquellos desajustes alimentarios que van surgiendo, puesto que la prevención evita los futuros problemas.
f) Favorecer un clima familiar adecuado, con frecuente comunicación y conocimiento de los hijos/as para poder darse cuenta de los desajustes que se inician.



BULIMIA:

PAUTAS A SEGUIR
1. Estar al tanto de los cambios en los hábitos cotidianos de los hijos/as (permanencia excesiva en el baño, alimentos en los armarios, vómitos provocados, uso de laxantes...).
2. Evitar la abundancia de alimentos sugestivos ricos en calorías (dulces y embutidos) en casa y procurar no tenerlos a la vista, sustituyéndolos por verduras, frutas y alimentación baja en calorías y de mayor poder nutritivo.
3. Promover la comida en familia.
4. Eliminar la toma de alimentos entre horas.
5. Favorecer actividades que sean incompatibles con la conducta bulímica (práctica de deportes, actividades al aire libre...)
6. Acudir a un especialista cuando:
haya un exceso de peso.
se observe ansiedad elevada en las comidas.
se detecte que el niño o la niña vomita o toma laxantes.
observemos conductas inadecuadas en lo relativo a la comida.

En la educación de la conducta alimentaria, es preferible guiarse más por refuerzos positivos que negativos. Hay que actuar tempranamente para prevenir dificultades mayores y más permanentes.
Los hábitos familiares van a determinar el aprendizaje de los/las más pequeños/as y, por tanto, es conveniente cuidar las condiciones en que se forjan dichos hábitos.
Sugerimos que las costumbres familiares se mantengan siempre y cuando no contradigan las normas socialmente admitidas.
Las dificultades no aparecen de un día para otro. Por tanto la intervención para corregirlas requiere un proceso que implica la participación de los padres/madres y educadores/as
Es necesario:
  • Darse cuenta de la dificultad.
  • Analizar las causas que la determinan.
  • Establecer medidas


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