DIFICULTADES
MÁS GRAVES
1. la obesidad
2. la anorexia
3. la bulimia
La obesidad tiene mayor
incidencia en la sociedad occidental. La razón estriba en la mayor
disponibilidad de comida que la necesaria para vivir, tanto en
cantidad como en variedad, el mayor contenido nutritivo del que se
puede asimilar y el modo de vida urbano con sedentarismo y menor
gasto calórico.
Se considera niño/a
obeso/a aquél/aquélla cuyo peso es 10% superior al que constituye
la media por edad, estatura y sexo. Los/as niños/as imitan modelos
del adulto y siguen las pautas de los medios de comunicación.
Las causas de la obesidad
pueden ser:
Fisiológicas o
genéticas: cuando los padres son obesos o uno de ellos lo es, la
probabilidad de que el/la hijo/a sea obeso/a aumenta.
Errores en la educación
familiar: por una parte, muchos niños/as son sobrealimentados
sistemáticamente en la infancia por la creencia de que un niño/a
grueso/a es más sano/a y fuerte; por otra, los padres que no hacen
ejercicio contribuyen a que el/la niño/a, al compartir la
inactividad, no consuma o gaste energías.
Características
individuales o rasgos diferenciales: hay niños/as que comen “con
los ojos” y que poseen una gran sensibilidad hacia los estímulos
alimenticios; otros manifiestan una fuerte tendencia hacia comidas
dulces, bocadillos, etc.
PAUTAS
DE ACTUACIÓN
1.
Descartar causas fisiológicas. Para
ello debe intervenir el médico pediatra realizando una revisión o
estudio de éstas.
2.
Si la obesidad es por causa
psicológica o afectiva, tomar conciencia de éstas y tratarlas con
un profesional.
3.
Evaluar las conductas y hábitos
alimenticios de los/as hijos/as para conocer cuáles son adecuadas y
cuáles inadecuadas.
4.
Ante conductas inadecuadas, puede
demandarse asesoramiento de un profesional con el objeto de
establecer pautas y hábitos básicos de comida, como los que
exponemos a continuación:
– Limitar, en lo
posible, la toma de chucherías y dulces en fiestas, celebraciones,
cumpleaños, reuniones... y sustituirlas por otros alimentos.
– Realizar ejercicio
físico (deportes, juegos) para consumir calorías.
– Sustituir la bollería
industrial por alimentos naturales.
– Dificultar el acceso
a alimentos placenteros y calóricos para el/la niño/a.
– Evitar el exceso de
comidas sobresaturadas y rápidas (hamburguesas, pizzas...).
En cualquier caso, la
delgadez o la gordura es, en parte, un concepto muy influenciado por
el momento cultural, por el tipo de sociedad en que se vive y por las
circunstancias personales.
Consideramos importante
educar a los/as niños/as en:
– La creación de
hábitos de salud personal.
– La no consideración
de la estética como un valor prioritario.
– El respeto y
aceptación de la propia constitución personal y de la imagen
individual de cada uno/a.
– El respeto y
aceptación de las personas física y psíquicamente diferentes.
ANOREXIA:
Es un trastorno grave
de la conducta alimentaria que se caracteriza por la pérdida
desproporcionada de peso, miedo intenso a engordar, alteración de la
imagen corporal y negativa a comer.
La gran mayoría de los
casos comienza entre los 14 y los 19 años, pero puede presentarse
también en niños y niñas de menor edad. La frecuencia es mayor en
las niñas que en los niños.
Los/las preadolescentes y
adolescentes suelen manifestar una reducción significativa de peso,
retraso en la menárquia o ausencia de menstruaciones en el caso de
las chicas y disminución de las hormonas sexuales.
Se consideran factores de
riesgo o factores que influyen en el desarrollo de la enfermedad los
siguientes:
1.
Dificultades emocionales:
– Rechazo real o
imaginario de los padres, del profesorado y de otras personas de su
entorno.
– Clima familiar
desfavorable.
– Tristeza,
depresión...
2.
Rigidez y normas estrictas en el
acto de la comida.
La conducta inflexible
que obliga a comer puede ser el origen de la anorexia ya que viven
repetidamente situaciones desagradables.
3.
Reclamo de la atención y afecto de
los padres, mostrando hostilidad hacia ellos: de este modo logran
preocuparles y angustiarles, descargando con éxito su agresividad.
4.
Sentimiento de auto castigo por baja
autoestima e infravaloración.
5.
Personalidad perfeccionista, muy
sensible, con inseguridad, ausencia de apetito o con alguna
experiencia desgraciada.
6.
Miedo a convertirse en mujer y
aceptar su sexualidad.
7.
Deseo de perder peso y lograr una
figura estilizada acorde con la moda.
ORIENTACIONES
En primer lugar, hay que
realizar una valoración del estado físico y mental del niño o niña
y de las relaciones intrafamiliares.
El tratamiento ha de
llevarse a cabo por personal especializado (Centros de Salud Mental,
Gabinetes privados).
Como pautas preventivas
encaminadas a evitar dificultades mayores destacamos las siguientes:
a) Mantener la rutina de
las comidas familiares de forma organizada (si no es posible la
comida, la cena), ya que uno de los síntomas primeros en la anorexia
es el no querer participar en la comida y “evitar que los demás
vean lo que comes”.
b) Continuar con las
revisiones médicas periódicas hasta la adolescencia para prevenir
pérdidas de peso importantes o desproporción con la altura.
c) Procurar una educación
familiar y escolar basada en la prevalencia de los valores humanos
sobre los estéticos de “culto” al cuerpo, intentando
contrarrestar los mensajes sociales (televisión, muñecas Barbie,
modas, anuncios, etc).
d) Seguir la evolución
del/la hijo/a preadolescente ante cambios en su forma de ser y
comportarse, ya que otros síntomas de la anorexia pueden ser la
hiperactividad, las actitudes perfeccionistas, la autoexigencia
personal y un excesivo orden en su vida.
e) Asesorarse como padres
y atender, para corregir desde edades tempranas, aquellos desajustes
alimentarios que van surgiendo, puesto que la prevención evita los
futuros problemas.
f) Favorecer un clima
familiar adecuado, con frecuente comunicación y conocimiento de los
hijos/as para poder darse cuenta de los desajustes que se inician.
BULIMIA:
PAUTAS
A SEGUIR
1.
Estar al tanto de los cambios en los
hábitos cotidianos de los hijos/as (permanencia excesiva en el baño,
alimentos en los armarios, vómitos provocados, uso de laxantes...).
2.
Evitar la abundancia de alimentos
sugestivos ricos en calorías (dulces y embutidos) en casa y procurar
no tenerlos a la vista, sustituyéndolos por verduras, frutas y
alimentación baja en calorías y de mayor poder nutritivo.
3.
Promover la comida en familia.
4.
Eliminar la toma de alimentos entre
horas.
5.
Favorecer actividades que sean
incompatibles con la conducta bulímica (práctica de deportes,
actividades al aire libre...)
6.
Acudir a un especialista cuando:
– haya un exceso de
peso.
– se observe ansiedad
elevada en las comidas.
– se detecte que el
niño o la niña vomita o toma laxantes.
– observemos conductas
inadecuadas en lo relativo a la comida.
En la educación de la
conducta alimentaria, es preferible guiarse más por refuerzos
positivos que negativos. Hay que actuar tempranamente para prevenir
dificultades mayores y más permanentes.
Los hábitos familiares
van a determinar el aprendizaje de los/las más pequeños/as y, por
tanto, es conveniente cuidar las condiciones en que se forjan dichos
hábitos.
Sugerimos que las
costumbres familiares se mantengan siempre y cuando no contradigan
las normas socialmente admitidas.
Las dificultades no
aparecen de un día para otro. Por tanto la intervención para
corregirlas requiere un proceso que implica la participación de los
padres/madres y educadores/as
Es necesario:
- Darse cuenta de la dificultad.
- Analizar las causas que la determinan.
- Establecer medidas
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