HABITOS ALIMENTICIOS SALUDABLES
domingo, 8 de diciembre de 2013
Las generaciones de las computadoras
Les comparto un espacio mas de mi blogger con un poco de información sobre la generación de las computadoras espero les agrade
http://prezi.com/rzawjampwcgm/?utm_campaign=share&utm_medium=copy&rc=ex0share
Una experiencia de vida
Les dejo un espacio mas en mi blogger donde quisiera compartirles una historia de reflexión
http://www.powtoon.com/p/dz9hwk3oz5C/
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miércoles, 20 de noviembre de 2013
domingo, 27 de octubre de 2013
Fomentacion de los habitos alimenticios
CÓMO FOMENTAR HÁBITOS ALIMENTICIOS SALUDABLES
Orientaciones:
- Si piensa que su hijo/a come poco, primero haga un registro de lo que en realidad come. Puede que coma lo suficiente y, por tanto, no deba preocuparse. Anote horas/veces en las que come algo, cantidades y tipos o variedad de alimentos. Parta de la premisa que no todo el mundo necesita comer lo mismo y hable con el pediatra de las cantidades adecuadas para la edad y las características de su hijo/a.
- Haga de las horas de comer momentos relajados y agradables.
- Siente al/la niño/a en la mesa cuidando que haya un ambiente agradable: iluminación, un plato divertido o apetecible a la vista, un vaso con un dibujo animado, conversación agradable y sonrisas. Puede incluso adornar la mesa con adornos divertidos. Prohibido gritar o pelearse en la mesa. Si ha observado que ciertos objetos, juguetes o situaciones distraen demasiado a su hijo/a, retírelos. La hora de comer es para comer, no se juega ni se ve la televisión. Se puede permitir al/la niño/a mantener un juguete en la mano o cerca de él/ella. Hable de cosas agradables con su hijo/a mientras come, cuéntele un suceso divertido del día o cántele una estrofa de una canción si es pequeño/a. No insista una y otra vez en que coma, él/ella ya sabe que es la hora de comer. No haga comentarios continuos si el/la niño/a no come, recuérdele alguna vez el refuerzo o la actividad agradable que le espera para después de comer y/o que el tiempo de comida se está acabando, pero no lo haga con demasiada insistencia –sólo 1 ó 2 veces máximo. Refuerce o alabe si está comiendo pero procure hacerlo con sonrisas y comentarios no directamente relacionados con la comida. Si es usted el que le da de comer, espacie los ofrecimientos de la cuchara o de la comida unos 5-10 segundos después de que ha rechazado una cuchara, después de este tiempo inténtelo de nuevo.
- Instaure una rutina del momento de comer: comer a la misma hora, en el mismo lugar y con las mismas condiciones ambientales (por ejemplo la condición de tele apagada hasta que haya terminado de comer). Elija con cuidado las horas de las comidas si su hijo/a es pequeño/a, piense en adelantar las comidas y las cenas para evitar que a su hijo/a le entre sueño antes o durante la comida y ya no quiera comer. Un horario razonable entre los 3-4 años es comer a la 1.30-2 y cenar a las 8-8.30. Para elegir el horario del desayuno, aconsejamos despertar al/la niño/a por las mañanas con el suficiente tiempo para que pueda esperar a desayunar una vez que se ha despertado del todo después de vestirse, lavarse o incluso charlar un ratito. Haga que el/la niño/a coma con otros miembros de la familia si es posible.
- Haga coincidir el final de la comida con alguna situación que le guste al/la niño/a, por ejemplo un juego de escondite o cosquillas si es pequeño/a, ver la televisión, ver un cuento o sacar su juguete preferido.
- Ponga raciones pequeñas, fundamentalmente si se trata de comida nueva o de comida que a él/ella no le ha gustado en otras ocasiones. Si el problema de no querer comer es muy serio, también puede probar a poner comidas que se puedan comer sin cubiertos. Paulatinamente se irá alternando esta comida con la comida de cuchara.
- Varíe durante la semana los alimentos de cada comida. Evite poner todos los días lo mismo, los/as niños/as se cansan.
- Si no le gustan ciertos alimentos y además come muy mal, evite los alimentos que no le gustan los primeros días (no podemos empezar por todo a la vez) y céntrese solo en que coma sentado, solo y cantidades normales. Le enseñaremos a comer de todo una vez que coma cantidades adecuadas de comida y, además, que las coma con gusto y aceptando la rutina de comer. Podemos intentar que coma alimentos nuevos en horas distintas a las comidas principales, a modo de aperitivos o como golosinas sueltas.
- Póngale comida simple y fácilmente identificable. A los/as niños/as les gusta ver lo que están comiendo. Aconsejamos además no mezclar alimentos en el mismo plato o la misma cuchara.
- Cuando decida incorporar alimentos nuevos, ponga solamente un alimento nuevo cada vez, junto con otro que le guste al/la niño/a. Para los alimentos que no le gustan, ponga muy poco y siempre acompañado de otros alimentos que le gustan mucho. Puede probar a poner platos combinados (no mezclados) con raciones muy pequeñas y variadas.
- Para conseguir que su hijo/a coma más cantidades, aumente en un principio en aquellas comidas que más le gusten. Vaya aumentando progresivamente la cantidad de alimento que le pone en el plato de aquellas comidas que al/la niño/a más le gustan, hágalo poco a poco sin que apenas se note. Primero hágalo sólo en una de las comidas del día (el almuerzo o la cena, por ejemplo), comenzando por aquella en la que el/la niño/a suele comer más y/o suele estar de mejor humor o más despierto/a.
- Respete siempre el número de comidas del día y no añada ninguna más aunque el/la niño/a no haya comido nada en la anterior. No dar de comer entre comidas.
- Marque un tiempo razonable para la comida. Anime al/la niño/a a comer pero, si no lo hace, retire la comida después de que pase un tiempo razonable. Puede disponer de un reloj con alarma. Explíquele al/la niño/a que hay un tiempo de comida. Refuerce al/la niño/a mientras va comiendo. No le sirva más hasta la próxima comida. Puede reforzar con un postre especial el acabar a tiempo. Si su hijo/a es de los que se levantan de la mesa, tardan mucho en comer, y quieren que usted vaya detrás con la comida, puede usar un reloj para indicarle que hay un tiempo límite en el que debe estar sentado/a. También debemos enseñar que hay unas horas apropiadas para comer y otras no. Si su hijo/a tarda mucho porque está jugando o viendo la tele mientras come, retire lo que le distrae. Si tarda mucho porque come a bocados excesivamente pequeños, aumente progresivamente y/o muy poco a poco hasta cantidades normales.
- Acostúmbrele a no levantarse de la mesa. Si se levanta, ya hemos comentado que usted no debe llevarle la comida hasta donde se ha ido el/la niño/a. Lo mejor es que siga usted comiendo y le dé un aviso verbal indicándole que la comida se queda fría y/o que el tiempo de comida se va a acabar y se va quitar la mesa. El/la niño/a pierde “tiempo de comida” y usted debe asegurar que después de ese tiempo no puede picar nada hasta la próxima comida. En algunos casos puede ser conveniente el obligarle físicamente a permanecer sentado/a.
- Déle a escoger en el postre, procurando postres muy apetecibles para el/la niño/a. Por ejemplo, puede elegir entre un helado o una chocolatina pequeña si esos son sus alimentos preferidos...
- Anímele a que ayude a preparar la comida. En caso de niños/as mayorcitos/as dejarle que ayude a planificar las comidas de la semana o cuando hay que ir a hacer la compra.
- Permita que haya un periodo de descanso antes de la comida para evitar la fatiga o la sobreexcitación que algunos niños/as traen del colegio y quitan las ganas de comer. En el desayuno y merienda tenga refrigerios variados y nutritivos, permita que los/as niños/as elijan. En las comidas principales no se debe elegir, exceptuando el postre cuando se está iniciando el programa de alimentación.
Dificultades de alimentacion graves
DIFICULTADES
MÁS GRAVES
1. la obesidad
2. la anorexia
3. la bulimia
La obesidad tiene mayor
incidencia en la sociedad occidental. La razón estriba en la mayor
disponibilidad de comida que la necesaria para vivir, tanto en
cantidad como en variedad, el mayor contenido nutritivo del que se
puede asimilar y el modo de vida urbano con sedentarismo y menor
gasto calórico.
Se considera niño/a
obeso/a aquél/aquélla cuyo peso es 10% superior al que constituye
la media por edad, estatura y sexo. Los/as niños/as imitan modelos
del adulto y siguen las pautas de los medios de comunicación.
Las causas de la obesidad
pueden ser:
Fisiológicas o
genéticas: cuando los padres son obesos o uno de ellos lo es, la
probabilidad de que el/la hijo/a sea obeso/a aumenta.
Errores en la educación
familiar: por una parte, muchos niños/as son sobrealimentados
sistemáticamente en la infancia por la creencia de que un niño/a
grueso/a es más sano/a y fuerte; por otra, los padres que no hacen
ejercicio contribuyen a que el/la niño/a, al compartir la
inactividad, no consuma o gaste energías.
Características
individuales o rasgos diferenciales: hay niños/as que comen “con
los ojos” y que poseen una gran sensibilidad hacia los estímulos
alimenticios; otros manifiestan una fuerte tendencia hacia comidas
dulces, bocadillos, etc.
PAUTAS
DE ACTUACIÓN
1.
Descartar causas fisiológicas. Para
ello debe intervenir el médico pediatra realizando una revisión o
estudio de éstas.
2.
Si la obesidad es por causa
psicológica o afectiva, tomar conciencia de éstas y tratarlas con
un profesional.
3.
Evaluar las conductas y hábitos
alimenticios de los/as hijos/as para conocer cuáles son adecuadas y
cuáles inadecuadas.
4.
Ante conductas inadecuadas, puede
demandarse asesoramiento de un profesional con el objeto de
establecer pautas y hábitos básicos de comida, como los que
exponemos a continuación:
– Limitar, en lo
posible, la toma de chucherías y dulces en fiestas, celebraciones,
cumpleaños, reuniones... y sustituirlas por otros alimentos.
– Realizar ejercicio
físico (deportes, juegos) para consumir calorías.
– Sustituir la bollería
industrial por alimentos naturales.
– Dificultar el acceso
a alimentos placenteros y calóricos para el/la niño/a.
– Evitar el exceso de
comidas sobresaturadas y rápidas (hamburguesas, pizzas...).
En cualquier caso, la
delgadez o la gordura es, en parte, un concepto muy influenciado por
el momento cultural, por el tipo de sociedad en que se vive y por las
circunstancias personales.
Consideramos importante
educar a los/as niños/as en:
– La creación de
hábitos de salud personal.
– La no consideración
de la estética como un valor prioritario.
– El respeto y
aceptación de la propia constitución personal y de la imagen
individual de cada uno/a.
– El respeto y
aceptación de las personas física y psíquicamente diferentes.
ANOREXIA:
Es un trastorno grave
de la conducta alimentaria que se caracteriza por la pérdida
desproporcionada de peso, miedo intenso a engordar, alteración de la
imagen corporal y negativa a comer.
La gran mayoría de los
casos comienza entre los 14 y los 19 años, pero puede presentarse
también en niños y niñas de menor edad. La frecuencia es mayor en
las niñas que en los niños.
Los/las preadolescentes y
adolescentes suelen manifestar una reducción significativa de peso,
retraso en la menárquia o ausencia de menstruaciones en el caso de
las chicas y disminución de las hormonas sexuales.
Se consideran factores de
riesgo o factores que influyen en el desarrollo de la enfermedad los
siguientes:
1.
Dificultades emocionales:
– Rechazo real o
imaginario de los padres, del profesorado y de otras personas de su
entorno.
– Clima familiar
desfavorable.
– Tristeza,
depresión...
2.
Rigidez y normas estrictas en el
acto de la comida.
La conducta inflexible
que obliga a comer puede ser el origen de la anorexia ya que viven
repetidamente situaciones desagradables.
3.
Reclamo de la atención y afecto de
los padres, mostrando hostilidad hacia ellos: de este modo logran
preocuparles y angustiarles, descargando con éxito su agresividad.
4.
Sentimiento de auto castigo por baja
autoestima e infravaloración.
5.
Personalidad perfeccionista, muy
sensible, con inseguridad, ausencia de apetito o con alguna
experiencia desgraciada.
6.
Miedo a convertirse en mujer y
aceptar su sexualidad.
7.
Deseo de perder peso y lograr una
figura estilizada acorde con la moda.
ORIENTACIONES
En primer lugar, hay que
realizar una valoración del estado físico y mental del niño o niña
y de las relaciones intrafamiliares.
El tratamiento ha de
llevarse a cabo por personal especializado (Centros de Salud Mental,
Gabinetes privados).
Como pautas preventivas
encaminadas a evitar dificultades mayores destacamos las siguientes:
a) Mantener la rutina de
las comidas familiares de forma organizada (si no es posible la
comida, la cena), ya que uno de los síntomas primeros en la anorexia
es el no querer participar en la comida y “evitar que los demás
vean lo que comes”.
b) Continuar con las
revisiones médicas periódicas hasta la adolescencia para prevenir
pérdidas de peso importantes o desproporción con la altura.
c) Procurar una educación
familiar y escolar basada en la prevalencia de los valores humanos
sobre los estéticos de “culto” al cuerpo, intentando
contrarrestar los mensajes sociales (televisión, muñecas Barbie,
modas, anuncios, etc).
d) Seguir la evolución
del/la hijo/a preadolescente ante cambios en su forma de ser y
comportarse, ya que otros síntomas de la anorexia pueden ser la
hiperactividad, las actitudes perfeccionistas, la autoexigencia
personal y un excesivo orden en su vida.
e) Asesorarse como padres
y atender, para corregir desde edades tempranas, aquellos desajustes
alimentarios que van surgiendo, puesto que la prevención evita los
futuros problemas.
f) Favorecer un clima
familiar adecuado, con frecuente comunicación y conocimiento de los
hijos/as para poder darse cuenta de los desajustes que se inician.
BULIMIA:
PAUTAS
A SEGUIR
1.
Estar al tanto de los cambios en los
hábitos cotidianos de los hijos/as (permanencia excesiva en el baño,
alimentos en los armarios, vómitos provocados, uso de laxantes...).
2.
Evitar la abundancia de alimentos
sugestivos ricos en calorías (dulces y embutidos) en casa y procurar
no tenerlos a la vista, sustituyéndolos por verduras, frutas y
alimentación baja en calorías y de mayor poder nutritivo.
3.
Promover la comida en familia.
4.
Eliminar la toma de alimentos entre
horas.
5.
Favorecer actividades que sean
incompatibles con la conducta bulímica (práctica de deportes,
actividades al aire libre...)
6.
Acudir a un especialista cuando:
– haya un exceso de
peso.
– se observe ansiedad
elevada en las comidas.
– se detecte que el
niño o la niña vomita o toma laxantes.
– observemos conductas
inadecuadas en lo relativo a la comida.
En la educación de la
conducta alimentaria, es preferible guiarse más por refuerzos
positivos que negativos. Hay que actuar tempranamente para prevenir
dificultades mayores y más permanentes.
Los hábitos familiares
van a determinar el aprendizaje de los/las más pequeños/as y, por
tanto, es conveniente cuidar las condiciones en que se forjan dichos
hábitos.
Sugerimos que las
costumbres familiares se mantengan siempre y cuando no contradigan
las normas socialmente admitidas.
Las dificultades no
aparecen de un día para otro. Por tanto la intervención para
corregirlas requiere un proceso que implica la participación de los
padres/madres y educadores/as
Es necesario:
- Darse cuenta de la dificultad.
- Analizar las causas que la determinan.
- Establecer medidas
Comportamientos correctos a la mesa
"COMPORTAMIENTO
EN LA MESA"
Cada familia tiene
unas normas respecto a los hábitos de comida que desea transmitir a
sus miembros. Conviene que, para una mayor adaptación e integración
en su comunidad, éstas participen de las normas generales y
socialmente establecidas.
HIGIENE:
Condición previa a la
comida es una correcta higiene de manos y el posterior lavado de los
dientes, sobre todo después de las comidas principales.
Es conveniente que los/as
niños/as sientan la necesidad de limpiar su boca y manos cuando
están sucias y que para ello utilicen la servilleta.
Otro comportamiento que
deberá aprender es no tirar comida fuera del plato.
Estos hábitos se pueden
iniciar desde edades muy tempranas, ya que inciden positivamente en
la salud y autonomía del/la niño/a.
POSTURAS:
Es importante enseñar
al/la niño/a a comer sentado/a y a permanecer en la mesa hasta
finalizar la comida. Hay que evitar posturas incorrectas y molestas
para los/las demás comensales (mantener la espalda erguida, no
apoyarse sobre los codos ni extenderlos ocupando un espacio excesivo,
etc.).
TIEMPO:
Los niños y las niñas
en edades tempranas carecen del sentido del tiempo, comen a cualquier
hora y lo hacen muchas veces sin que los padres los vean.
Es
preferible marcar unos horarios fijos de comidas, con cierta
flexibilidad, y procurar, en la medida de lo posible, que toda la
familia esté reunida y, como hemos expuesto antes,
de forma relajada y tranquila.
USO
DE UTENSILIOS:
El aprendizaje del uso de
utensilios para comer implica la adquisición de las costumbres o
hábitos que socialmente se consideran adecuados. No debemos olvidar
que, detrás del uso de los cubiertos en la mesa, está el desarrollo
de habilidades, estrategias y conductas que favorecen el desarrollo
de capacidades de autonomía importantes para la evolución del/la
niño/a.
El uso de la cuchara, el
tenedor y el cuchillo favorece el logro de la autonomía,
coordinación y control motriz de los pequeños/as.
En el momento en que se
observa que pueden utilizar la cuchara, hay que favorecerles su uso
sabiendo que, al comienzo y debido a su inmadurez, va a ensuciarse.
La actitud de los padres debe ser la de continuar este entrenamiento.
Poco a poco se irá
introduciendo el uso del tenedor, se continuará con la cuchara y el
de más difícil manejo, el cuchillo.
Con la bebida, se
iniciará al/la niño/a en el uso de la taza (dos asas, un asa) y del
vaso. Al mismo tiempo, hay que eliminar los hábitos que no
corresponden a su edad (por ejemplo, el uso del biberón, papillas y
purés a partir de los dos años).
Hacia los tres años
puede generalizarse el uso de cuchara y tenedor; sin embargo, será
necesario ayudar en la utilización del cuchillo hasta los 6 ó 7
años aproximadamente, dependiendo de la pastosidad del alimento y de
la calidad del cuchillo.
En nuestra sociedad se
permite tomar algunos alimentos sin el uso de utensilios (espárragos,
langostinos, costillas, etc.).
Ante conductas
inadecuadas, dudas, desconocimiento en estos aspectos de comida, los
padres pueden tomar referencia del comportamiento de otros/as
niños/as de la edad y/o consultar a los especialistas (educadores,
orientadores, pediatras...).
Hábitos de alimentación
Hábitos
de alimentación:
Las actitudes de un/a
niño/a y la distribución del horario a lo largo del día (tiempo de
sueño, trabajo escolar, juego, actividades extraescolares y relación
familiar) repercuten en sus hábitos alimentarios y en su apetito.
Como
pautas generales podemos establecer:
EL
DESAYUNO:
Es una de las comidas más
importantes del día. Conviene levantarse con tiempo y dedicarse a
las actividades de aseo y cuidado personal antes de tomar el desayuno
para así generar sensación de hambre.
Un desayuno con prisas es
equivalente a un desayuno pobre. Por lo tanto, es necesario dedicar
suficiente tiempo a sentarse y evitar compaginar la toma del desayuno
con otras actividades como, por ejemplo, ver la televisión.
La cantidad y diversidad
de alimentos dependen de costumbres culturales y familiares.
Conviene que el desayuno
sea variado en sus componentes y que cambie periódicamente, de forma
que lo que se tome nos aporte las energías suficientes hasta la
comida del mediodía.
Cuando un/a niño/a se
alimenta adecuadamente en el desayuno no necesitará otro aporte de
alimentos hasta la comida siguiente.
No obstante, según los
lugares, los hábitos, los gustos personales y la repercusión en la
siguiente comida, se podrá tomar un pequeño almuerzo (frutas,
quesitos, bocadillo, galletas, etc.)
LA
COMIDA:
En nuestra sociedad la
comida constituye la principal toma de alimentos del día y es el
momento de encuentro que favorece la relación familiar y la
enseñanza-aprendizaje de los hábitos básicos de alimentación. Por
ello, se debe propiciar un clima tranquilo, sosegado, sin
interferencias (TV, radio, animales...) para que el momento de la
comida resulte siempre placentero.
Evitaremos, en lo
posible:
– la anarquía en los
horarios.
– la preparación de
alimentos a última hora.
– las interrupciones
largas entre plato y plato.
– los gritos,
regañinas, correcciones constantes.
– el comer con mucha
rapidez.
– las situaciones
incómodas por falta de espacio.
Por el contrario,
procuraremos estimular las conductas adecuadas con refuerzos
positivos, del tipo:
“Comes
como un mayor”
“Da
gusto veros comer”
“Mañana
os prepararé una sorpresa”
En cuanto a lo que se
debe comer, responderá a una dieta variada, equilibrada y acorde a
las necesidades de los comensales, cuidando su presentación.
LA
MERIENDA:
La merienda es una
costumbre de nuestra cultura muy extendida desde edades muy
tempranas. Los hábitos familiares van a determinar el tipo de
alimentos de esta comida.
No obstante, es
conveniente tener en cuenta que éstos han de ser variados, no muy
elaborados y que la merienda debe ser algo frugal que dé paso a la
cena.
LA
CENA:
Deberíamos tender a que
la cena sea otro momento de encuentro alrededor de la mesa, de forma
relajada, y evitar elementos de dispersión. Procuraremos que tenga
lugar lo antes posible para que nos permita hacer la digestión antes
de acostarnos; por ello, la cena debe ser ligera.
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